1/8/10

EL CAMIÑO INGLÉS DE SANTIAGO

La etapa del camiño con el perriño se inicia en Betanzos, A Coruña, con destino previsto Hospital de Bruma. Al final no llego a aldea con tan enigmático nombre, sino que me quedo en Vizoño, nombre más resonante.
Como es apropiado en la tierra de la eñe, no sale el sol en todo el día, con lo cual ni DJ ni yo nos deshidratamos. Él beberá de caños, riachuelos, fuentes y de mi mano.
No encontramos ni un solo peregrino en las 5 horas de etapa, lo cual significa que o madrugan más que yo, o el camiño inglés no es muy popular. No puedo compartir mi espiritualidad ni mis ganas de hablar con alguien, más que con las aldeanas que en gallego repiten a mi paso "A Santiago, no?". Yo, por no dar más explicaciones, afirmo.
Las conchas del peregrino jalonan toda la ruta,por lo que ni yo soy capaz de perderme. Por si desfallecen las fuerzas, el cartelito del taxi por doquier y, lo mejor, la invención gallega: el taxi-bocatería. Que te estás arrastrando de cansancio, pues llamas y te traen el bocata. Y si después de eso, aún sigues sin fuerzas, te llevan como a los señoritos.







DJ y yo atravesamos aldeas y bosques realmente animados por los sonidos de la madera crujiendo cuando los altísimos eucaliptus se mecen al viento. El perriño tiene una tendencia a meterse en casas ajenas, que aquí tienen siempre la valla abierta. En repetidas ocasiones somos perseguidos por perros ladradores pero no mordedores. Además de los canes, la fauna local es variada, incluyendo el escarabajo muerto pero hábilmente colocado como si estuviera vivo para la foto. En otra foto, queda constancia de que en toda familia siempre hay una oveja negra. Los árboles frutales también son variados, incluyendo los kiwis. La flora también es espectacular. 
Las obras de las arañas también dan pie a fotos como las anteriores, donde una tela envuelve una rama y otra tela está cargada de gotas de agua.
En resumen, una jornada preciosa donde DJ se ha librado de Alex da Evil Cat durante unas horas, y mis compañeras de mí, aunque las pobres tuvieran sus dificultades en localizar y llegar a la aldea de Vizoño, que ni sale en Google Maps (qué horror). Después de tanta naturaleza y aldea perdida me alegro de volver a la civilización. Mi ansia de camino de Santiago ha quedado satisfecha y no me quedo con ningunas ganas de dormir en un albergue.

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